Para no olvidar: Poemario
de Blanca Guifarro
“La memoria de los pueblos es un río
donde los recuerdos no se ahogan.”
Blanca Guifarro.
La
palabra jamás puede o podrá ser quietud sino persistencia (perseverancia),
también cambio, en este sentido la palabra —el lenguaje— es dialéctico. Es
movimiento que expresa situaciones, hechos, emociones, pasiones, ira,
esperanza, solidaridad, y aunque algunos de estos sustantivos tengan un
contenido subjetivo tampoco son inmóviles pues se tuercen y retuercen en nuestro
interior y se transforman en acciones, expresiones, en poesía.
Dice Octavio Paz
que “…realidad que no habla ni dice no es realidad”. Los seres humanos somos
realidad y decimos de manera diferente diversas cosas, del decir al hacer hay
un corto camino, en este sentido unos hacemos y otros deshacemos, y en este
contraste entre los que construyen y los que destruyen, entre los que asesinan
y dan vida, entre los que hacen el mal y los que siembran esperanza, entre los
que olvidan y los que luchan para que no se olvide se encuentra la poeta Blanca
Guifarro y su nuevo libro de poemas Para
no olvidar.
María Inés García Canal en un análisis
sobre la obra de Foucault dice que “hablamos y escribimos para no morir: en
tanto estemos en relación con el lenguaje, en tanto se hable o se escriba, se
está inmerso en la vida. Hablamos y escribimos para sabernos vivos, para
enfrentar la muerte”. (García Canal: 2005) El hablar y el escribir se dan en un
tiempo y en un espacio determinado, es decir que al hacerlo le estamos robando
tiempo a la muerte. Si no escribimos y hablamos imponemos nuestro propio
silencio, el silencio de la muerte, pero más que eso nos hacemos cómplices de
la misma muerte. Blanca Guifarro no quiere ser cómplice y lo ha demostrado con
sus libros Versos en Resistencia y Para no olvidar.
Durante y después del Golpe de Estado de
2009 …el lenguaje se ha convertido en una emergencia inmediata, que como bien
expresa Helen Umaña, ampliándolo a toda la expresión artística surgida “es
parte del testimonio de lo vivido, que conforman ya un riquísimo e
incuestionable testimonio que permitirá conocer, en un inmediato futuro, tanto
la magnitud de la perfidia con que se ha actuado en Honduras como la heroica e
inesperada respuesta del pueblo hondureño” (Helen Umaña: El arte: reflejo de la
vida: 2009).
En nuestro actual contexto el lenguaje es
una herramienta de doble filo nos aleja de los que nos hacen daño, de los que
manipulan a su antojo las vidas a través de la muerte, pero el otro lado de
esta espada funciona como un elemento de cohesión en la lucha de resistencia; nos
acerca a los que compartimos: el sufrimiento, el cansancio, el hambre, la
represión, la tortura y la muerte.
Para
no olvidar, tiende una pared imaginaria —o tal vez no tan imaginaria— entre
el lado donde se origina el mal y el lado donde lo padecemos, con la diferencia
que en este último lado lo que se dice genera esperanza, acercamiento,
solidaridad, etc. El no olvidar se extiende más allá de los cuerpos/víctimas
que refiere el libro, Guifarro lo sintetiza en algunos versos del poema Presentación que al mismo tiempo es la
presentación de su libro, palabras como pasado/recuerdos/historia/dolor/olvido
y no olvido, resumen: que si llegamos a ligar nuestro pasado y este difícil
presente podemos construir un futuro/esperanza.
Dice Guifarro:
“…El pasado
es la fuente
que refresca la memoria
recoge
retazos y procesos
escritos con voz
a todo volumen
con palabras atravesadas
por dolor y posibilidad
No olvidar
porque un pueblo
que no conoce su historia
no puede luchar
con conciencia
para revertir opresiones
y ser dueño de su destino…”
La dedicatoria del
libro nos acerca y sitúa en el centro donde giran los actores y actoras/víctimas
de la represión o de ese lado oscuro, Guifarro las denomina: “voces silenciadas”, “cuerpos sin vida”,
“fuegos apagados”, pero que en este lado continúan: “…abonando la tierra, esparciendo semillas y soñando con una
Matria-Patria hermosa.” Vemos nuevamente la necesidad del no olvido y la
esperanza que nos asiste cuando el dolor nos inunda.
Adentrándonos en
el libro las víctimas adquieren nombres: Isis Obed, Wendy, Walter, Renán,
Larisa, Vanessa, Teresa de Jesús, Juana Bustillo, Ilse Ivania, Juan A. Sorto,
Julián, Nela y Secundino Ruiz. Son nombres reales, personales pero al mismo
tiempo representativos-simbólicos, pues sabemos que la lista es mucho más
extensa. Son nombres-poemas porque Guifarro no decidió nombrarlos anteponiendo
la preposición para, así que podemos hablar
del poema Walter, o del poema Wendy.
La mayor parte
de estos poemas consciente o inconscientemente de parte de la autora coinciden
en su estructura, denotando una oposición: muerte/esperanza:
En el poema Isis Obed, por ejemplo
expresa Guifarro:
“…a tus diecinueve
apagaron el sabor
de tu juventud
y esperanza…”
Pero más adelante expresa:
“…tu ida provocará la rebeldía
de quebradas y ríos
y hará de las milpas
frondosas matas
que invadirán los jardines
de otras vidas
y arderán los deseos de justicia
el canto de jilguero alondras
y urracas
volverá a sentirse en cada
anochecer
y arrullará tu sueño
y cuando la conciencia
se pose en cada piel
los caminos abrirán
sus brazos
el fin de una vida
es el principio de muchas…”
En el poema Walter:
“El trece de diciembre
la noche quedó en suspenso
la daga
atravesó tu memoria
y por un instante
borró el sabor de las consignas
la fuerza de tu voz
y la claridad de tus ideas…”
Pero:
“…tu cuerpo murió
para reencarnar
en muchachas y muchachos
en la hierba mojada
y en el ombligo del sol
tu cuerpo sueña
tu cuerpo canta
a Esperanza Andrés Luis
Alicia Juan y Antonio
para continuar el camino
y dar gracias por estar
entre los vivos y vivas
y entre muertas y muertos
que también viven!”
En el poema Larisa:
Me
traslado a tu morada
visualizo
tu silueta
abriendo
la puerta
el
impacto
no
permitió cerrarla
el
tic tac del reloj
paralizó
y
en tu cuerpo quedó grabado
los
trajines cotidianos
de
tu hogar
y
la pasión en resistencia
tu
ida hiere
tu
ausencia
un
abismo
nutrido
con
amores sembrados
en
tus crías
y
la María
en
el angosto febrero
te
despedimos
y
con las lluvias de mayo…”
Pero:
“…te esperamos
para
que bendigas la tierra
y
con tu aliento
provoques
frescura
por
doquier”
Otros poemas como
Renán, Wendy son toda esperanza o el
poema Le canto a Juan Sorto:
Le canto a Juan Sorto
“…dejaste
grama verde
nidos de avestruces
y la invitación a No detenernos”
En el poema Julián:
“…les dejo mi sudor
mi conciencia
y mi vidaaaa”
Pareciera que las víctimas se expresan a través
de la poeta, pero al mismo la poeta se expresa a través de ellas y ellos
atendiendo a un compromiso humano/ideológico para no olvidar/olvidarnos.
Es este un poemario testimonial donde la
escritora es conocedora y poseedora de una verdad que debe ponerse por escrito para
ser conocida, valorada y no olvidada. Lo que se busca es ser escuchada/o y lo
escrito se convierte en denuncia.
Los demás poemas que componen el libro: En el nombre del padre y del hijo, Haití,
des-vistiendo la Matria, caprichos oligárquicos, 25 de noviembre, Sombreros
mágicos, Valle del Aguán y Yugo de pueblos también son testimonio de dolor.
Los poemas: Haití, 25 de noviembre y Yugo de pueblos son textos extra
Matria/Patria, trascienden las fronteras hacia la solidaridad, hacia el saberse
inmersa/o en un dolor propio dentro de otro dolor que descobija a otros/as y
del que no podemos evadirnos porque son los mismos que están de ese lado oscuro
los causantes de este dolor.
Dice Guifarro en su poema Yugo de pueblos:
Caras
pálidas invaden
diseñan
mapas y muros
en
cada paso calculado
tiñen
de sangre
y
destruyen culturas
allí
donde huelen dignidad
reciclan
su andar
y
en su ritmo mediático
hacen
de sus embustes
“verdad”
El imperio, es el yugo de los pueblos
dignos, el que “hiede/ apesta/ infesta”,
el que no descansa “hasta desangrar
sueños”. De ahí que el dolor duela, dice Guifarro en Valle del Aguán:
“…me
duele el dolor
que
encarna
en
mío mío
sadismo
que resbala…”
“…Me
duele el dolor
de
nuevas vidas
nuevas
generaciones…”
“…Me
duele el dolor
del
valle
fértil
de ilusiones
acordonado…”
El no olvidar, el recordar, guardar la
memoria como un tesoro, construye y nos construye, a través del lenguaje
podemos traer a un presente narrativo hechos del pasado (lejano o mediato) como
en este caso a través de la poesía. Solamente a través de la memoria podemos
saber quiénes y qué somos, pero también qué seremos, entonces nos dice Guifarro
más que no olvidar/tenemos prohibido
olvidar.
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