martes, 20 de marzo de 2012

Para no olvidar: Poemario de Blanca Guifarro


Para no olvidar: Poemario de Blanca Guifarro


“La memoria de los pueblos es un río
donde los recuerdos no se ahogan.”
Blanca Guifarro.

La palabra jamás puede o podrá ser quietud sino persistencia (perseverancia), también cambio, en este sentido la palabra —el lenguaje— es dialéctico. Es movimiento que expresa situaciones, hechos, emociones, pasiones, ira, esperanza, solidaridad, y aunque algunos de estos sustantivos tengan un contenido subjetivo tampoco son inmóviles pues se tuercen y retuercen en nuestro interior y se transforman en acciones, expresiones, en poesía.

Dice Octavio Paz que “…realidad que no habla ni dice no es realidad”. Los seres humanos somos realidad y decimos de manera diferente diversas cosas, del decir al hacer hay un corto camino, en este sentido unos hacemos y otros deshacemos, y en este contraste entre los que construyen y los que destruyen, entre los que asesinan y dan vida, entre los que hacen el mal y los que siembran esperanza, entre los que olvidan y los que luchan para que no se olvide se encuentra la poeta Blanca Guifarro y su nuevo libro de poemas Para no olvidar.
María Inés García Canal en un análisis sobre la obra de Foucault dice que “hablamos y escribimos para no morir: en tanto estemos en relación con el lenguaje, en tanto se hable o se escriba, se está inmerso en la vida. Hablamos y escribimos para sabernos vivos, para enfrentar la muerte”. (García Canal: 2005) El hablar y el escribir se dan en un tiempo y en un espacio determinado, es decir que al hacerlo le estamos robando tiempo a la muerte. Si no escribimos y hablamos imponemos nuestro propio silencio, el silencio de la muerte, pero más que eso nos hacemos cómplices de la misma muerte. Blanca Guifarro no quiere ser cómplice y lo ha demostrado con sus libros Versos en Resistencia y Para no olvidar.
Durante y después del Golpe de Estado de 2009 …el lenguaje se ha convertido en una emergencia inmediata, que como bien expresa Helen Umaña, ampliándolo a toda la expresión artística surgida “es parte del testimonio de lo vivido, que conforman ya un riquísimo e incuestionable testimonio que permitirá conocer, en un inmediato futuro, tanto la magnitud de la perfidia con que se ha actuado en Honduras como la heroica e inesperada respuesta del pueblo hondureño” (Helen Umaña: El arte: reflejo de la vida: 2009).
En nuestro actual contexto el lenguaje es una herramienta de doble filo nos aleja de los que nos hacen daño, de los que manipulan a su antojo las vidas a través de la muerte, pero el otro lado de esta espada funciona como un elemento de cohesión en la lucha de resistencia; nos acerca a los que compartimos: el sufrimiento, el cansancio, el hambre, la represión, la tortura y la muerte.
Para no olvidar, tiende una pared imaginaria —o tal vez no tan imaginaria— entre el lado donde se origina el mal y el lado donde lo padecemos, con la diferencia que en este último lado lo que se dice genera esperanza, acercamiento, solidaridad, etc. El no olvidar se extiende más allá de los cuerpos/víctimas que refiere el libro, Guifarro lo sintetiza en algunos versos del poema Presentación que al mismo tiempo es la presentación de su libro, palabras como pasado/recuerdos/historia/dolor/olvido y no olvido, resumen: que si llegamos a ligar nuestro pasado y este difícil presente podemos construir un futuro/esperanza.
Dice Guifarro:
“…El pasado
es la fuente
que refresca la memoria
recoge
retazos y procesos
escritos con voz
a todo volumen
con palabras atravesadas
por dolor y posibilidad
No olvidar
porque un pueblo
que no conoce su historia
no puede luchar
con conciencia
para revertir opresiones
y ser dueño de su destino…”

La dedicatoria del libro nos acerca y sitúa en el centro donde giran los actores y actoras/víctimas de la represión o de ese lado oscuro, Guifarro las denomina: “voces silenciadas”, “cuerpos sin vida”, “fuegos apagados”, pero que en este lado continúan: “…abonando la tierra, esparciendo semillas y soñando con una Matria-Patria hermosa.” Vemos nuevamente la necesidad del no olvido y la esperanza que nos asiste cuando el dolor nos inunda.

Adentrándonos en el libro las víctimas adquieren nombres: Isis Obed, Wendy, Walter, Renán, Larisa, Vanessa, Teresa de Jesús, Juana Bustillo, Ilse Ivania, Juan A. Sorto, Julián, Nela y Secundino Ruiz. Son nombres reales, personales pero al mismo tiempo representativos-simbólicos, pues sabemos que la lista es mucho más extensa. Son nombres-poemas porque Guifarro no decidió nombrarlos anteponiendo la preposición para, así que podemos hablar del poema Walter, o del poema Wendy.

La mayor parte de estos poemas consciente o inconscientemente de parte de la autora coinciden en su estructura, denotando una oposición: muerte/esperanza:

En el poema Isis Obed, por ejemplo expresa Guifarro:
“…a tus diecinueve
apagaron el sabor
de tu juventud
y esperanza…”

Pero más adelante expresa:
“…tu ida provocará la rebeldía
de quebradas y ríos
y hará de las milpas
frondosas matas
que invadirán los jardines
de otras vidas
y arderán los deseos de justicia
el canto de jilguero alondras
y urracas
volverá a sentirse en cada
anochecer
y arrullará tu sueño
y cuando la conciencia
se pose en cada piel
los caminos abrirán
sus brazos
el fin de una vida
es el principio de muchas…”

En el poema Walter:
“El trece de diciembre
la noche quedó en suspenso
la daga
atravesó tu memoria
y por un instante
borró el sabor de las consignas
la fuerza de tu voz
y la claridad de tus ideas…”

Pero:
“…tu cuerpo murió
para reencarnar
en muchachas y muchachos
en la hierba mojada
y en el ombligo del sol
tu cuerpo sueña
tu cuerpo canta
a Esperanza Andrés Luis
Alicia Juan y Antonio
para continuar el camino
y dar gracias por estar
entre los vivos y vivas
y entre muertas y muertos
que también viven!”


En el poema Larisa:
Me traslado a tu morada
visualizo tu silueta
abriendo la puerta
el impacto
no permitió cerrarla
el tic tac del reloj
paralizó
y en tu cuerpo quedó grabado
los trajines cotidianos
de tu hogar
y la pasión en resistencia
tu ida hiere
tu ausencia
un abismo
nutrido
con amores sembrados
en tus crías
y la María
en el angosto febrero
te despedimos
y con las lluvias de mayo…”

Pero:
“…te esperamos
para que bendigas la tierra
y con tu aliento
provoques frescura
por doquier”


Otros poemas como Renán, Wendy son toda esperanza o el poema Le canto a Juan Sorto:
Le canto a Juan Sorto
“…dejaste
grama verde
nidos de avestruces
y la invitación a No detenernos”

En el poema Julián:
“…les dejo mi sudor
mi conciencia
y mi vidaaaa”

Pareciera que las víctimas se expresan a través de la poeta, pero al mismo la poeta se expresa a través de ellas y ellos atendiendo a un compromiso humano/ideológico para no olvidar/olvidarnos.

Es este un poemario testimonial donde la escritora es conocedora y poseedora de una verdad que debe ponerse por escrito para ser conocida, valorada y no olvidada. Lo que se busca es ser escuchada/o y lo escrito se convierte en denuncia.

Los demás poemas que componen el libro: En el nombre del padre y del hijo, Haití, des-vistiendo la Matria, caprichos oligárquicos, 25 de noviembre, Sombreros mágicos, Valle del Aguán y Yugo de pueblos también son testimonio de dolor. Los poemas: Haití, 25 de noviembre y Yugo de pueblos son textos extra Matria/Patria, trascienden las fronteras hacia la solidaridad, hacia el saberse inmersa/o en un dolor propio dentro de otro dolor que descobija a otros/as y del que no podemos evadirnos porque son los mismos que están de ese lado oscuro los causantes de este dolor.

Dice Guifarro en su poema Yugo de pueblos:
Caras pálidas invaden
diseñan mapas y muros
en cada paso calculado
tiñen de sangre
y destruyen culturas
allí donde huelen dignidad
reciclan su andar
y en su ritmo mediático
hacen de sus embustes
“verdad”

El imperio, es el yugo de los pueblos dignos, el que “hiede/ apesta/ infesta”, el que no descansa “hasta desangrar sueños”. De ahí que el dolor duela, dice Guifarro en Valle del Aguán:
…me duele el dolor
que encarna
en mío mío
sadismo que resbala…”

“…Me duele el dolor
de nuevas vidas
nuevas generaciones…”

“…Me duele el dolor
del valle
fértil de ilusiones
acordonado…”

El no olvidar, el recordar, guardar la memoria como un tesoro, construye y nos construye, a través del lenguaje podemos traer a un presente narrativo hechos del pasado (lejano o mediato) como en este caso a través de la poesía. Solamente a través de la memoria podemos saber quiénes y qué somos, pero también qué seremos, entonces nos dice Guifarro más que no olvidar/tenemos prohibido olvidar.

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